Desde 1828, los Guerlain se ha caracterizado por su pasión por el arte y se ha codeado con los artistas más vanguardistas de su época. Una cultura de la belleza que distingue para siempre su visión de la profesión. Para ellos, cada fragancia, cada producto de maquillaje y tratamiento de la piel, es una oportunidad de expresar una emoción y crear un sentido de placer y deseo que trasciende la mera necesidad y funcionalidad primaria.
Como estetas, siempre han llevado este paso creativo al paroxismo. Las fórmulas excepcionales merecen un frasco o un estuche elaborado por un gran diseñador, un póster producido por un gran artista, incluso una boutique diseñada por un gran arquitecto o decorador.
Durante casi dos siglos, la Maison ha estado enamorada de la belleza. Emocionándose con la idea de un nuevo trazo genial. Deleitándose con cada creación audaz.
